martes, 31 de enero de 2012

EVALUACION UNIVERSAL

¿Evaluar a los docentes para mejorar la educación?

Pedro Hernández Morales*
24/enero/2012 pág. 23

partir de este ciclo escolar, la SEP pretende someter a

los docentes y directivos de educación básica de todo el

país a una evaluación universal. El marco es la

renovación de la Alianza por la Calidad Educativa entre Felipe

Calderón y Elba Esther Gordillo, quienes refrendaron su

complicidad política con las modificaciones a la Ley General de

Educación (enero 2011), la Reforma a los lineamientos de

carrera magisterial (mayo 2011), la firma del Acuerdo para la

evaluación universal (mayo 2011) y el Acuerdo para la

articulación de la educación básica (junio 2011) con las cuales se

pretende cerrar el ciclo de contrarreformas a la educación básica

que compromete el futuro de la educación pública en México.

El Acuerdo para la evaluación universal señala que no se cuenta

con un esquema universal que permita obtener diagnósticos de

las competencias profesionales y de desempeño de los docentes;

por ello pretende evaluar a la totalidad de los docentes frente a

grupo y directivos cada tres años, empezando con primaria en

2012, secundaria en 2013 y preescolar y educación especial en

2014.

Según el mismo acuerdo, la evaluación universal “será o
bligatoria

para obtener un diagnóstico con fines formativos, generar las

estrategias… que mejoren sus competencias profesionales” y

que los resultados serán considerados para acreditar los factores

correspondientes de carrera magisterial, así como para el

Programa de estímulos a la calidad docente, de acuerdo con los

lineamientos específicos de cada programa. Señala que la SEP

establecerá los Programas de formación continua para incidir en

la mejora del desempeño docente.

La imposición de la evaluación universal a los docentes es un

instrumento punitivo que será utilizado para señalar, descalificar

y seleccionar a quien merezca el trabajo, perdiéndose de manera

gradual la basificación y definitividad en el empleo. La

recomendación 8 del Acuerdo de cooperación México-OCDE

para mejorar la calidad de la educación de las escuelas

mexicanas establece que los docentes que presenten un bajo

desempeño de forma permanente deben ser excluidos del

sistema educativo.

Esta evaluación universal descalifica a las instituciones

formadoras de docentes que han otorgado un título y cédula

profesional a sus egresados. Se sustenta en la idea de que un

maestro es bueno o malo a partir de los resultados de un examen

estandarizado, con determinada orientación pedagógica, a la que

se asigna el carácter de validez única, sin considerar la

experiencia en el aula, los procesos de actualización del docente

y el aprendizaje de sus alumnos no medidos por la Evaluación

Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (Enlace), por

cierto, también un examen estandarizado cuyo resultado contaría

hasta 50 puntos de carrera magisterial.

En realidad éste es el proceso de certificación a todos los

docentes que gradualmente tendrá fines punitivos. Si no se

acredita dicho examen, tendrán que tomar cursos de

regularización, que deberán pagar y tomarlos conforme a su

tiempo libre, además de que cada tres años tendrán que

presentarlo nuevamente. Un examen estandarizado no puede

evaluar el desempeño docente, éste se da dentro del aula. No se

evalúan los procesos de aprendizaje, reduciendo el sentido de la

profesión docente al funcionar bien con las pruebas, no con la

educación.

Además de fracturar la profesión docente, desarrollando

actitudes individualistas, de trabajo en solitario y no compartido,

en consecuencia se destruye la experiencia pedagógica y la

identidad de ser maestro. Hay una individualización de estímulos,

promociones y ascensos de acuerdo con resultados de una

prueba ineficaz, como es Enlace, y se incumple la obligación del

Estado de capacitar y preparar profesionalmente a los docentes.

En diciembre pasado la SEP envió a las escuelas una Cédula de

registro para el censo de docentes y comunicó que se llevará a

cabo el 24 de junio de 2012 la aplicación de la evaluación

universal; dicha cédula fue mayoritariamente rechazada e

impugnada.

En estos días, también miles de docentes se negaron a

inscribirse a la etapa 21 de carrera magisterial porque sus

nuevos lineamientos son una verdadera barrera magisterial que

hace imposible ingresar o promoverse en un sistema que premia

la simulación y que ha corrompido la cúpula sindical del SNTE.

El sistema educativo nacional debe ser sometido a escrutinio y

rendición de cuentas a partir de revisar las variables de su

funcionamiento; son necesarios los espacios y tiempos para la

construcción colectiva de procesos de evaluación que den cuenta

de lo que se produce en nuestras escuelas en términos de

conocimiento, así como promover la autoevaluación de las

escuelas con la participación de los docentes y la comunidad

educativa dirigidas a su mejoramiento.

Los maestros no se niegan a la evaluación, pero ésta no puede

ser parcial, estandarizada y con fines punitivos; se necesita la

conformación de una evaluación sustentada en un enfoque

holístico y humanista, centrada más en el proceso que en el

producto, teniendo como meta fundamental lograr en el

educando una concepción científica del mundo y de la vida,

cuyos fines son de diagnóstico, retroalimentación y mejoramiento

de la educación; con las características de integral, sistemática

científica, pedagógica, incluyente, contextualizada, formativa,

continua, permanente, transdisciplinaria y multifactorial.

Hoy los maestros se aprestan a dar una nueva batalla contra una

medida que afecta sus derechos y niega una verdadera

profesionalización que revierta el grave deterioro de la educación

pública.

*Profesor normalista, Secretario de Organización

de la Sección 9 del SNTE-CNTE.

A

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