¿Evaluar a los docentes para mejorar la educación?
Pedro Hernández Morales*
24/enero/2012 pág. 23
partir de este ciclo escolar, la SEP pretende someter a
los docentes y directivos de educación básica de todo el
país a una evaluación universal. El marco es la
renovación de la Alianza por la Calidad Educativa entre Felipe
Calderón y Elba Esther Gordillo, quienes refrendaron su
complicidad política con las modificaciones a la Ley General de
Educación (enero 2011), la Reforma a los lineamientos de
carrera magisterial (mayo 2011), la firma del Acuerdo para la
evaluación universal (mayo 2011) y el Acuerdo para la
articulación de la educación básica (junio 2011) con las cuales se
pretende cerrar el ciclo de contrarreformas a la educación básica
que compromete el futuro de la educación pública en México.
El Acuerdo para la evaluación universal señala que no se cuenta
con un esquema universal que permita obtener diagnósticos de
las competencias profesionales y de desempeño de los docentes;
por ello pretende evaluar a la totalidad de los docentes frente a
grupo y directivos cada tres años, empezando con primaria en
2012, secundaria en 2013 y preescolar y educación especial en
2014.
Según el mismo acuerdo, la evaluación universal “será o
bligatoria
para obtener un diagnóstico con fines formativos, generar las
estrategias… que mejoren sus competencias profesionales” y
que los resultados serán considerados para acreditar los factores
correspondientes de carrera magisterial, así como para el
Programa de estímulos a la calidad docente, de acuerdo con los
lineamientos específicos de cada programa. Señala que la SEP
establecerá los Programas de formación continua para incidir en
la mejora del desempeño docente.
La imposición de la evaluación universal a los docentes es un
instrumento punitivo que será utilizado para señalar, descalificar
y seleccionar a quien merezca el trabajo, perdiéndose de manera
gradual la basificación y definitividad en el empleo. La
recomendación 8 del Acuerdo de cooperación México-OCDE
para mejorar la calidad de la educación de las escuelas
mexicanas establece que los docentes que presenten un bajo
desempeño de forma permanente deben ser excluidos del
sistema educativo.
Esta evaluación universal descalifica a las instituciones
formadoras de docentes que han otorgado un título y cédula
profesional a sus egresados. Se sustenta en la idea de que un
maestro es bueno o malo a partir de los resultados de un examen
estandarizado, con determinada orientación pedagógica, a la que
se asigna el carácter de validez única, sin considerar la
experiencia en el aula, los procesos de actualización del docente
y el aprendizaje de sus alumnos no medidos por la Evaluación
Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (Enlace), por
cierto, también un examen estandarizado cuyo resultado contaría
hasta 50 puntos de carrera magisterial.
En realidad éste es el proceso de certificación a todos los
docentes que gradualmente tendrá fines punitivos. Si no se
acredita dicho examen, tendrán que tomar cursos de
regularización, que deberán pagar y tomarlos conforme a su
tiempo libre, además de que cada tres años tendrán que
presentarlo nuevamente. Un examen estandarizado no puede
evaluar el desempeño docente, éste se da dentro del aula. No se
evalúan los procesos de aprendizaje, reduciendo el sentido de la
profesión docente al funcionar bien con las pruebas, no con la
educación.
Además de fracturar la profesión docente, desarrollando
actitudes individualistas, de trabajo en solitario y no compartido,
en consecuencia se destruye la experiencia pedagógica y la
identidad de ser maestro. Hay una individualización de estímulos,
promociones y ascensos de acuerdo con resultados de una
prueba ineficaz, como es Enlace, y se incumple la obligación del
Estado de capacitar y preparar profesionalmente a los docentes.
En diciembre pasado la SEP envió a las escuelas una Cédula de
registro para el censo de docentes y comunicó que se llevará a
cabo el 24 de junio de 2012 la aplicación de la evaluación
universal; dicha cédula fue mayoritariamente rechazada e
impugnada.
En estos días, también miles de docentes se negaron a
inscribirse a la etapa 21 de carrera magisterial porque sus
nuevos lineamientos son una verdadera barrera magisterial que
hace imposible ingresar o promoverse en un sistema que premia
la simulación y que ha corrompido la cúpula sindical del SNTE.
El sistema educativo nacional debe ser sometido a escrutinio y
rendición de cuentas a partir de revisar las variables de su
funcionamiento; son necesarios los espacios y tiempos para la
construcción colectiva de procesos de evaluación que den cuenta
de lo que se produce en nuestras escuelas en términos de
conocimiento, así como promover la autoevaluación de las
escuelas con la participación de los docentes y la comunidad
educativa dirigidas a su mejoramiento.
Los maestros no se niegan a la evaluación, pero ésta no puede
ser parcial, estandarizada y con fines punitivos; se necesita la
conformación de una evaluación sustentada en un enfoque
holístico y humanista, centrada más en el proceso que en el
producto, teniendo como meta fundamental lograr en el
educando una concepción científica del mundo y de la vida,
cuyos fines son de diagnóstico, retroalimentación y mejoramiento
de la educación; con las características de integral, sistemática
científica, pedagógica, incluyente, contextualizada, formativa,
continua, permanente, transdisciplinaria y multifactorial.
Hoy los maestros se aprestan a dar una nueva batalla contra una
medida que afecta sus derechos y niega una verdadera
profesionalización que revierta el grave deterioro de la educación
pública.
*Profesor normalista, Secretario de Organización
de la Sección 9 del SNTE-CNTE.
A
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